Título: Nosotros en la luna
Autor: Alice Kellen
Editorial: Planeta
Páginas: 477
No hay nada más eterno que un encuentro fugaz.
Una noche en París. Dos caminos entrelazándose.
No hay nada más eterno que un encuentro fugaz.
Cuando Rhys y Ginger se conocen en las calles de la ciudad de la luz, no imaginan que sus vidas se unirán para siempre, a pesar de la distancia y de que no puedan ser más diferentes. Ella vive en Londres y a veces se siente tan perdida que se ha olvidado hasta de sus propios sueños. Él es incapaz de quedarse quieto en ningún lugar y cree saber quién es. Y cada noche su amistad crece entre emails llenos de confidencias, dudas e inquietudes. Pero ¿Qué ocurre cuando el paso del tiempo pone a prueba su relación? ¿Es posible colgarse de la luna junto a otra persona sin poner en riesgo el corazón?
Una historia sobre el amor, el destino y la búsqueda de uno mismo.
Porque a veces, solo hace falta mirar la luna para sentirte cerca de otra persona.
Alice Kellen lo ha vuelto a conseguir, hacerme sentir desde la primera página con intensidad, emocionarme con sus palabras como nadie más sabe. En estos últimos años se ha convertido en mi autora favorita dentro del género de la romántica contemporánea y, sinceramente, dudo mucho que alguien consiga arrebatarle el puesto. No ha habido un solo libro suyo que no me haya gustado y, si sigue como hasta ahora, no me decepcionará por muchos otras historias que lea. No sabría explicar qué es lo que hace sus libros tan especiales y qué consigue llegarme tanto, pero está ahí. Desde que se publicó Nosotros en la luna, lo tenía en mi lista de pendientes y por fin he podido leer.
Ginger y Rhys se encuentran en una noche de París, dos completos desconocidos que, sin esperarlo y sin pretenderlo, sienten una conexión especial. Tras intercambiar sus correos electrónicos, empiezan una amistad por correspondencia a lo largo de muchos meses, contándole al otro todo aquello sobre lo que no pueden hablar con el resto. Al mismo tiempo, los sentimientos van aflorando y creciendo dentro de una situación que solo supone un obstáculo. Los dos quieren rumbos para sus vidas que no son compatibles. ¿O sí?
A veces conoces a una persona y la dejas entrar en tu vida sin razón.
Si algo hace especiales a los libros de Alice Kellen son sus personajes, tan complejos y llenos de matices que casi parece que son reales y que los puedes palpar con los dedos a través de las páginas. Si os soy sincera, creo que Ginger y Rhys son mis protagonistas preferidos de la autora. Conecté con ellos a un nivel muy íntimo y los debates que van experimentando a lo largo de la historia me llegaron especialmente y me hicieron sentirme identificada en ambos. Algo que destacar es que tienen formas de pensar y personalidades tan distintas que el contraste presente entre ellos a través de las conversaciones que mantienen es palpable y, al mismo tiempo, se entienden mutuamente al ponerse en el lugar del otro y creo que eso es muy importante.
En primer lugar, Ginger es una chica que, desde pequeña, ha seguido el camino que le marcaban sus padres y se plantea si realmente aquello es lo que le gusta o si, en realidad, prefiere tomar un desvío. La verdad es que me ha resultado muy sencillo entenderla y empatizar con ella gracias a los capítulos que narra desde su punto de vista y que me permitieron meterme debajo de su piel. Quizás resulte algo molesta en algunos momentos por las decisiones que toma, pero, en el fondo, creo que es normal reaccionar así y no la culpo para nada. Me parece que la autora hizo un muy buen trabajo con ella y, sobre todo, con la evolución que tiene a lo largo de las páginas. Dado que el libro transcurre a lo largo de varios años, los cambios en Ginger son notables y muy interesantes.
Creo en instantes. Creo que puedes enamorarte muchas veces a lo largo de la vida; de la misma persona, de otras distintas, de ti mismo o solo de momentos.
En segundo lugar, Rhys es un protagonista masculino bastante diferente a lo que me suelo encontrar en novelas de este estilo. Al principio sí que puede parecer un poco estereotipado por todo el tema de que el compromiso no es lo suyo, pero enseguida me di cuenta de lo especial que es. Rhys tiene un alma libre que ansía viajar por todo el mundo y que no es capaz de detenerse en un mismo lugar durante mucho tiempo. En ocasiones, se siente perdido con respecto a sus sueños y al futuro que quiere tener y creo que todos nos hemos encontrado en esa tesitura alguna vez. Conecté con Rhys casi sin percatarme de ello y no sabría explicar describir con palabras el impacto que tuvo en mí su historia y su evolución. Me parece un personaje magnífico y muy bien construido.
Buena parte de este libro es a base de correos electrónicos que los dos protagonistas comparten a lo largo del tiempo para contar lo que está pasando en sus vidas. Si es cierto que algunos se me hicieron algo lentos y también innecesarios tanto para la historia como para el desarrollo de los personajes. Es la única pega que le pondría a Nosotros en la luna, la cantidad algo excesiva de emails que, en ocasiones, resultan repetitivos y algo pesados. En general, las conversaciones que mantienen son entretenidas y me ayudaron a conocerlos mejor.
Leer un buen libro es casi como estar en la luna. Durante esos instantes, mientras te sumerges entre las páginas, dejas de tener los pies en la tierra, viajas lejos, a otros lugares, a otros mundos, a otras vidas.
Soy la primera que dice que, si un libro contiene un insta-love, probablemente no me guste o no me termine de convencer. Como ya pueden intuir, Nosotros en la luna entra dentro de esta categoría de romances que se desarrollan demasiado rápido y, a pesar de ello, me ha encantado. La autora lo trató de una manera tan bonita que no pude evitar enamorarme de la relación que tienen y de olvidar que sea algo precipitada.
No sé qué es exactamente lo que tiene, pero consigue llegarme al corazón con sus palabras y emocionarme como nadie más. Los pensamientos tan complejos de los personajes, las descripciones, los diálogos. Todo está escrito con un cariño innegable y cuidando hasta el más mínimo detalle. Jamás me cansaré de leerla.
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